Tadeo era un hombre ciego. De la vida, de la gente, de su necedad.
Cuando
tenia la vista sana, sus ojos eran de color celeste y turquesa, ambos colores
fusionados a la vez.
Tadeo se quitó la vista a propósito. Un día concluyó que
vivía en un mundo absurdo, y como encima era cobarde, no se quiso matar. Se quemó los ojos con agua hirviendo y así nació un nuevo Tadeo, un Tadeo
ciego. Ciego de amor, ciego de odio, ciego de la vida.
Un día cruzando la
calle, se cayó a una alcantarilla, y de milagro pasaba por allí una ambulancia, que lo cargó enseguida y lo llevó a la
guardia del hospital.
Allí lo atendió un simpático enfermero, que le puso de
apodo “tanteo” cuando vió que el tipo se agarraba de las paredes para caminar y
apoyarse. Le curaron las lastimaduras que le dejó la caída, y enseguida se paró orgulloso y se fué sin decir gracias, ni adiós.
No le importaba nada,
total era ciego, así que no sabía cuando volvería “a ver” a esa gente. -
Sil
Tadeo era un hombre ciego. En todo sentido seguramente no podía ver.
ResponderEliminarUn beso!
Su ceguera no era solo en los ojos…Era de corazón y mente…
ResponderEliminarUn cálido abrazo
Buena metáfora de cómo nos cegamos para no tomar responsabilidades.
ResponderEliminarCon los ojos cerrados no vemos lo que no queremos ver, pero eso sigue ahí.
Abrazo
"Lo que me gusta es escribir y cuando termino es como cuando uno se va dejando resbalar de lado después del goce, viene el sueño y al otro día ya hay otras cosas que te golpean en la ventana, escribir es eso, abrirles los postigos y que entren." (Julio Cortazar)
ResponderEliminarExcelente.
Eliminarjajajaja creo que todos en algún momento tenemos dentro un "Tanteo"
ResponderEliminarBesos mentales.